¿QUÉ ES ESTAR LIBRE?

Un día cansada de mi caminar pensé ¿qué es estar libre?

Hace muchos años, recuerdo que en un salón de clases un domingo la maestra nos estaba enseñando lo que vino hacer Cristo a nuestras vidas, me enseñaron una verdad, la libertad sólo la da Él. Me dijeron que la forma para vivir en este mundo era dejando que Dios entrara a mi vida, dejar de ser esclava al mundo, deseos y pasiones, que debía demostrar mi amor y agradecimiento hacia Él, por la libertad que me había dado, esforzándome a no pecar, hacer exactamente lo que Él me pidia y me dijera, sino desobedecía y pecaba contra Dios, no era la forma de expresar mi amor y gratitud, por lo tanto Dios se enojaría y se alejaría de mi.

En ese momento sentí que realmente no tenía esa libertad que debía tener. Estaba preocupada de no llegar a fallarle y de esa manera darle el mensaje de que no lo amo y no estoy agradecida. Cada vez que tropezaba o caía, me entraba una culpa y una preocupación por como Dios me estaba mirando, tenía la imagen de un Dios enojado conmigo, por no mostrarle lo agradecida que estaba y cuanto lo amaba. Me decía: ¿Qué tipo de hija soy que no vivo correctamente esa libertad que se me ha dado? 

Entonces entendi que cuando andaba sin Dios, sabía que existía pero no lo veía, estaba en un camino sombrío, grande y oscuro con una falsa felicidad. Cuando Cristo llegó me di cuenta que donde esta era bajo, porque me subió a un lugar de pastos verdes, un camino más angosto con piedras y rocas a su alrededor, que en ocasiones estas rocas se colocaban en el camino. Sentía que podía correr, trotar o caminar, que por ese trayecto podía coger frutos de los árboles, herramientas que me ayudaban y animaban para seguir adelante.

Pude notar que en ese nuevo lugar, en el camino angosto las piedras que salían al camino me hacían tropezar y creaba otros caminos, donde yo podía elegir seguirlo o seguir el que llevaba. Cuando tomaba la decisión de tomar el camino que las piedras me trazaban me daba cuenta que eran mis deseos y pasiones, vi que era un camino más doloroso y más demorado, caía en cuenta que estaba fallando a Dios. Pero extrañamente por ese camino aprendía muchas cosas y vivia otras dolorosas. Conocía el Padre que tenía porque todo el tiempo Dios estaba conmigo, entonces notaba su amor, su misericordia y su gracia para conmigo y deseaba de nuevo retornar ese primer camino que Él me había trazado.

En ese lapso de tiempo pude comprender: ¿Qué padre no levanta su hijo cuando se tropieza y le anima a seguir intentandolo? ¿Qué padre no guía a su hijo para que de nuevo camine por donde debe hacerlo? La libertad verdadera que tengo es que la culpa y la preocupación no son mi prisión, puedo equivocarme y lo puedo remediar haciendo lo correcto, siempre voy a tener a Dios de mi lado para ayudarme en esos momentos. 

No hay nada, ni nadie que me pueda alejarme de Él, quitarme su amor, ni el título que me fue otorgado "HIJA DE DIOS"




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