NO ES EN VANO

Hoy me levanté pensando todo lo que mi Padre me ha dado y ha hecho por mí y solo puedo recordar aquel evento que me cautivó.

Me encontraba muy mal, estaba a punto de salir del desierto pero yo me quería devolver no podía ver la salida del desierto solo podía ver más arena y más dolor, el sol había quemado mi piel, tenía ampollas y la sed no paraba, pensaba que regresar me haría bien y podría saciarme y curar mis heridas.

Me sentía sola y abandonada, no tenía fuerzas y no podía seguir adelante, me estaba llenando de resentimientos, cada paso que daba cargaba con una roca de sufrimiento y de ira, ya no quería estar más en ese lugar, veía espejismos, que era abismos llenos de ilusiones, ideas y deseos que quería cumplir y hacer, pero cada vez que caminaba me daba cuenta que esos espejismos no se convertirían en realidad y eso golpeaba mi alma.

Con cada espejismos que veía y que no eran él deseo de mi Padre cargaba una piedra, me hacía daño con cada paso, mi espalda no soportaba más y cada paso me dejaba más encorvada, más dolorida y sentía que debía alejarme de mi Padre para poder seguir y conseguir esos espejismos que solo eran abismos, mi Padre lo sabía y se me acercaba con amor y me decía que siguiera adelante, pero mi dolor quería ignorar sus palabras. Yo solo quería conseguir lo que yo veía y creía mejor para mí.

Ya de tanto luchar no podía ignorar a mi Padre, a pesar que quería hacer lo bueno para Él, terminaba deseando y haciendo lo contrario, en un momento me desvié y quise hacer lo mío y lo único que conseguí fue más dolor y sufrimiento; de nuevo me encaminó y me fue curando las heridas, pero el sol en el desierto y la sed que tenía era muy fuerte y no me permitían ver la salida. 

Llegué a quedarme quieta en la salida del desierto. Le gritaba a mi Padre: "Sácame de aquí, no soporto más, me duele, no puedo sanar ¡Ayúdame!" Y solo podía recibir como respuesta: "Decide moverte de ahí" y yo seguía peleando: "No puedo, me duele y la salida está muy lejos no la veo, ya no soporto más! Por favor sácame!" Y me decía: "Yo te he dado las fuerzas, cree que soy yo quien te fortalece"

Decidí levantarme y seguir; mientras seguía, mi mente andaba más rápido que mis pasos y solo pensaba he perdido el tiempo, me he demorando en salir de esto, nada bueno ha venido para mí, solo he conseguido dolor y mi Padre me repetía, crecer duele pero vale la pena. Mas volaba mi mente,en qué he crecido? No puedo ver nada.

En un momento empecé a compararme como estaba antes y lo que era ahora, noté mucha diferencia, había crecido, no solo de estatura, sino en todas las áreas y podía sentirme más fuerte que antes. Note la paciencia, la sabiduría, la fidelidad y el amor de mi Padre para conmigo, no puedo estar más agradecida por ese desierto.

Hoy puedo reconocer que lo necesitaba y puedo ver con mayor claridad cuan perfecto es mi Dios.



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