MI BATALLA LA GANÓ
Me encontraba en medio de una batalla, no entendía el por qué estaba allí, miré a un lado y estaba un ser oscuro riéndose y alzando sus brazos en signo de victoria. Dirigí
mi mirada al otro lado y vi a un hombre golpeado, sangrando, su rostro estaba desfigurado, parecía
vencido.
Detrás mío escuché una risa infernal, este ser oscuro está dichoso y solo decía que todo le pertenecía, que yo jamás lo volvería a ver y que nadie podía quitarme las cadenas que tenía, pensé está loco yo no tengo cadenas, mire mis manos y mis pies y allí estaban, nunca las había sentido, jamás me percaté que estaban allí. Y entonces fue cuando entendí.
El hombre que estaba en aquel madero, me estaba liberando, por eso estaba en aquella batalla. Quería quitarme esas cadenas que me ataban, pero ahora estaba allí colgado no había podido vencer la batalla. Pero al momento sentí como alguien me llevaba hacia él, no entendía pero cada distancia que recorría podía sentir lo mal que yo estaba y cuanto necesitaba de un salvador. Vi a aquel hombre que estaba en el madero, tenía unas túnicas blancas que brillaban como el sol, yo no podía levantarme solo veía sus pies y la túnica que le llegaba a sus tobillos y me dijo: -"Todo lo que hice por amor a ti, ahora viviré en ti, estaré contigo por la eternidad. Eres libre"
Ahora comprendía que quien lucho por mi libertad, quien me dio vida, me había escogido, que le había placido padecer de la peor manera para morar en mí, Él se deleita estando en mí, su presencia está conmigo todos los días y seguirá estando así porque a Él le ha placido.
Aquel hombre me miró con ojos de amor y me dijo: -"Hago
esto por ti para que estés por siempre y para siempre
conmigo. Te amo y siempre te he amado". Sentí pena por aquel hombre;
quería acercarme para ayudarlo, no entendía lo que me había dicho, la verdad
solo pensaba que estaba loco, yo no necesitaba que pelearan por mí, de hecho
estaba como espectadora de la batalla. ¡Qué equivocada
estaba al respecto!
De nuevo
dirigí mi mirada a aquel hombre que decía amarme, se encontraba colgando en un
palo de madero, se veía agonizante, quise acercarme, ver que podía hacer por
él, pero apenas me acerqué una llama de
fuego, que consumía todo, descendía del cielo se dirigía a este hombre, apenas podía mirarme.
Tenía una mirada de amor; un amor tan profundo que solo caí frente de él.
Lamentaba entendía por lo que
estaba pasando.
Detrás mío escuché una risa infernal, este ser oscuro está dichoso y solo decía que todo le pertenecía, que yo jamás lo volvería a ver y que nadie podía quitarme las cadenas que tenía, pensé está loco yo no tengo cadenas, mire mis manos y mis pies y allí estaban, nunca las había sentido, jamás me percaté que estaban allí. Y entonces fue cuando entendí.
El hombre que estaba en aquel madero, me estaba liberando, por eso estaba en aquella batalla. Quería quitarme esas cadenas que me ataban, pero ahora estaba allí colgado no había podido vencer la batalla. Pero al momento sentí como alguien me llevaba hacia él, no entendía pero cada distancia que recorría podía sentir lo mal que yo estaba y cuanto necesitaba de un salvador. Vi a aquel hombre que estaba en el madero, tenía unas túnicas blancas que brillaban como el sol, yo no podía levantarme solo veía sus pies y la túnica que le llegaba a sus tobillos y me dijo: -"Todo lo que hice por amor a ti, ahora viviré en ti, estaré contigo por la eternidad. Eres libre"
De repente soplo y sentí un viento sobre todo mi cuerpo y en todo mi ser,
que al escuchar esas palabra y sentir ese aliento, me llené de vida, ya no era
la misma, ya no tenía cadenas en mis manos y pies, ¡estaba libre! Me levanté y
ya no lo veía, no estaba al frente, ni atrás, ni a los lados de mí; miré en mi interior y allí estaba él.
Ahora comprendía que quien lucho por mi libertad, quien me dio vida, me había escogido, que le había placido padecer de la peor manera para morar en mí, Él se deleita estando en mí, su presencia está conmigo todos los días y seguirá estando así porque a Él le ha placido.
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